Un año más, los Saltabalates nos presentamos en la población madrileña de Navacerrada para participar en el Gran Trail Peñalara. Cada uno había escogido la carrera que más le interesaba y algún indeciso, como el que suscribe, con la que le quedaba a la hora de hacer la inscripción, el TP80K.
En esta ocasión volvimos a pernoctar en el camping El Escorial, donde pudimos disfrutar, nuevamente, de la hospitalidad de Luis y Angeles.
Un error de cálculo horario hizo que llegaramos a la linea de salida con la hora muy justa y no pudimos coincidir todos los Saltabalates para la foto de familia, quedando mermada por la falta de Fernando, Valentín y Ana. Seguro que habrá más ocasiones...
Nosotros, como siempre, fuimos de menos a más, apretando en las subidas...
...y dejandonos ir en las bajadas.
El dia transcurrio bajo un calor de justicia, que a la postre pasaría factura a parte del personal que allí nos dimos cita.
Así fuimos comiendonos los kilomentros con esa mezcla entre "sufrimiento" y placer que tanto nos va a los que, de vez en cuando, nos marcamos un Trail.
Y que mejor forma de pasar un Sábado supercaluroso que rodearse de amigos...
...y buenos paisajes.
A mi, particularmente, me encantó la carrera, y pude desquitarme del sufrimiento que hace dos ediciones, experimente el subida a Peñalara.
En esta ocasión las fuerzas no me abandonaron y pude disfrutar de la durisima, pero preciosa, parte final.
Creo que el GTP, en cualquier de sus versiones, es un carrerón, con unos paisajes maravillosos y unos voluntarios estupendos que no paran de animar, haciendo más fácil todo. Como punto a mejorar estaría el traslado de los corredores tras el abandono o finalización de la prueba, no mola nada pasar 3 horitas en la Granja esperando un bus que te lleve a la merecida ducha.
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Tras la salida a las 6,00 horas, cada uno fue cogiendo su sitio en la carrera...
...o la carrera fue poniendo a cada uno en su sitio.Nosotros, como siempre, fuimos de menos a más, apretando en las subidas...
...y dejandonos ir en las bajadas.
El dia transcurrio bajo un calor de justicia, que a la postre pasaría factura a parte del personal que allí nos dimos cita.
Así fuimos comiendonos los kilomentros con esa mezcla entre "sufrimiento" y placer que tanto nos va a los que, de vez en cuando, nos marcamos un Trail.
Y que mejor forma de pasar un Sábado supercaluroso que rodearse de amigos...
...y buenos paisajes.
En esta ocasión las fuerzas no me abandonaron y pude disfrutar de la durisima, pero preciosa, parte final.
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